Aunque no es posible dar una respuesta completa y exhaustiva a la pregunta «¿qué es el amor?», sí es posible analizar y explicar el significado de los símbolos de este sentimiento intemporal, tratado, a lo largo del tiempo, a través de poemas, canciones, sonetos, novelas. Consideremos estos símbolos del amor, individualmente, en los siguientes párrafos.
Tratar de darle una definición, o de describirla, sería difícil, si no imposible, porque cuando las emociones están involucradas, todo adquiere un carácter personal, y se experimenta de una manera estrictamente acorde con el temperamento de cada uno.
En efecto, el amor es un sentimiento tan íntimo, tan subjetivo, que nunca puede ser igual para todos: para todos, sin embargo, hace latir el corazón, hace alegrarse, hace llorar, también hace desesperar, pero es, en cualquier caso, inalienable.


El amor es el alimento del mundo, su motor, es energía vital, y tratar de escapar de él, recurriendo a lo que es el lado más racional de uno mismo, es una empresa ardua, porque siempre llega, antes o después, aunque a veces pueda encontrar a su «destinatario» desprevenido: el amor no se puede contener ni controlar.
Pero, ¿cómo se manifiesta este sentimiento «perturbador» y «omnipresente»? ¿Y cuáles son sus «causas»? Como ya se ha dicho, no hay una respuesta única, porque el amor se caracteriza por muchas facetas, y también puede manifestarse en cosas pequeñas, en gestos sencillos que, sin embargo, dejan «huella». Cuando hay amor, la mente calla y da paso al corazón, que habla y actúa, haciéndose «portavoz» de un pensamiento que no tiene palabras sino infinitas sensaciones.
Veamos cuáles son y el significado de los símbolos del amor y qué los hace tan importante en la vida del ser humano.
Corazón


Desde siempre, las distintas culturas lo han considerado un emblema del amor, la caridad, la alegría y la compasión. Y también como emblema de la verdad, si consideramos el Sagrado Corazón de Cristo, al que adoran los cristianos de la Iglesia católica, una representación del amor del Señor.
El símbolo del corazón ha sido utilizado por magos y alquimistas en hechizos para crear vínculos afectivos o reforzar los ya existentes. Y si uno se pregunta por qué la forma estilizada que todos conocemos hoy, la respuesta está probablemente en la forma de una flor ya extinguida, la de la planta silphium. Utilizado para diversos fines, entre ellos la anticoncepción, explicaría la asociación con el símbolo del corazón, porque es inherente a la pareja y al sexo.
Como representación gráfica de un triángulo invertido, finalmente, el corazón es un símbolo de amor y una imagen de un recipiente en el que se vierte el amor y del que se bebe.
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Manzana


Su atractivo color y su exquisito sabor la convierten en una fruta muy simbólica, a la que, en diversos mitos y relatos, se atribuyen significados relacionados con el amor y la seducción. La manzana, entre otras cosas, al ser roja por fuera (roja como los labios del amante, pero también como la sangre) y blanca por dentro (blanca como la leche, como la nieve) es un emblema del poder del amor, de la devoción a los dioses y de la comunión con ellos, de la superación de la dualidad.
En la cultura celta, la manzana simboliza el amor sensual, el matrimonio consumado, la belleza, la juventud y la fertilidad. En cambio, en la cultura cristiana, como todos sabemos, es la fruta prohibida del Paraíso Terrenal, a la que no se puede resistir; una fruta que, sin embargo, ha sufrido una especie de «rehabilitación», convirtiéndose en un símbolo positivo -alimento- cuando se relaciona con la figura de la Virgen.
En la mitología griega, por último, la manzana indica belleza y fertilidad: Gea, la gran madre mediterránea, ofreció esta fruta a Hera como regalo nupcial, como emblema de la fertilidad. Recordemos entonces que la «manzana de la discordia», según el mito, es la manzana arrojada por Eris, diosa de la discordia, sobre la mesa donde se celebraba el banquete en honor a las bodas de Peleo y Tetis.
La diosa, en venganza por no haberlas invitado al banquete, grabó en la manzana la frase «a la más bella», provocando así una furiosa disputa entre Hera, reina de los dioses, Afrodita, diosa de la belleza, y Atenea, diosa de la sabiduría.
Estas leyendas han contribuido a hacer de la manzana «la protagonista» de costumbres populares aún hoy en día, como la costumbre de compartir esta fruta antes de entrar en el tálamo matrimonial por primera vez, o la de enviar una para declarar el amor.
Hoja de arce


Parte integrante de la tradición rural, durante milenios ha marcado el cambio de estación con su color ámbar. Símbolo de modestia, reserva y prudencia, el arce, según las antiguas creencias populares, poseía propiedades mágicas contra las brujas, los murciélagos y la mala suerte.
La hoja de arce es un emblema de los enamorados en China y Japón, los colonos norteamericanos colocaban las hojas de este árbol a los pies de la cama para ahuyentar a los demonios y favorecer el deseo sexual y el sueño.
Rosa


Durante siglos ha sido la flor del amor, tanto romántico como sensual, y por ello posee un simbolismo ambivalente, que encierra significados totalmente contradictorios: perfección celestial y pasión terrenal, tiempo y eternidad, fertilidad y virginidad, vida y muerte.
Flor sagrada para Venus en la mitología romana, la rosa es un símbolo del amor y ha representado desde entonces el amor profundo y apasionado, convirtiéndose en un regalo o adorno para diversas ocasiones, en primer lugar el día de San Valentín.
Como parte de la compleja interpretación a la que se presta, la rosa se utiliza para expresar diferentes emociones, según el color de sus pétalos: así, por ejemplo, una rosa púrpura es una promesa de amor eterno, mientras que una rosa roja ardiente encarna la pasión.
El número de rosas entregadas a la amada también desempeña un papel decisivo en el significado atribuido a la flor en cuestión: a modo de ejemplo, dos rosas indican una petición de cita, un número impar o múltiplo de seis expresa un entendimiento perfecto. Y de nuevo, las rosas rojas y blancas juntas denotan unidad, las rosas rojas y amarillas juntas, solidaridad.
Cúpido


¿Quién no conoce al niño alado, que lanza flechas al corazón de todos con su arco, haciendo nacer en todos la pasión amorosa con esa herida invisible? Cupido en la mitología romana (de cupīdo-dĭnis ‘codicia‘), hijo de Venus (diosa de la belleza) y Marte (dios de la guerra), o Eros en la mitología griega, hijo de Afrodita (diosa de la belleza) y Ares (dios de la guerra), es de hecho uno de los símbolos del amor más populares, hoy icono de los enamorados y del día de San Valentín.
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Color rojo


Siempre ha sido el color del amor, tanto terrenal como espiritual, así como de la pasión, los sentimientos y las emociones, probablemente por su asociación con la sangre. El rojo es el corazón y todo en él «pasa» por las diferentes cromaticidades de este color, un color fuerte y llamativo que envuelve y abruma, pero que al mismo tiempo calienta el alma.
Según varios estudios, entre otras cosas, vestir de rojo aumenta el grado de atracción, y esto se aplica tanto a las mujeres como a los hombres.
Concha


Tiene un valor positivo, un «legado» del papel fundamental que ha desempeñado para el hombre a lo largo de la historia, como moneda, por ejemplo, o como elemento decorativo. Y su dura cáscara la convierte en una imagen protectora, que salvaguarda la vida como la perla que encierra: la concha se convierte así en un símbolo de amor protector.
La mitología romana, además, narra que Venus, diosa del amor y la fertilidad, fue creada a partir de la espuma arrastrada por el mar en una concha.
Nudo


El nudo es uno de los símbolos de amor en diversas culturas. Representa unión y amor eterno, un sentimiento que no tiene final y que es imposible de deshacer. Es un símbolo que significa complemento, apoyo, amor eterno y fusión entre dos personas.
Arpa


Emblema del amor en el arte, la poesía y la música, el arpa representa en la mitología celta el puente que une el Cielo y la Tierra, la humanidad y los dioses; en Noruega e Islandia, las cuerdas de este instrumento musical formaban una escalera que simbolizaba el ascenso a niveles superiores de amor, así como los caminos que conducen al Paraíso.
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Candado


Y el último de los símbolos de amor es el candado, debido a su propiedad de ser impenetrable, de nunca abrirse, de ser eterno, como aquel amor entre dos personas enamoradas, un sentimiento que jamás se romperá.
En París muchas parejas acuden a la «ciudad luz» para hacerse promesas de amor, las cuales sellan colocando un candado con sus iniciales en la Torre Eiffel o en puentes emblemáticos de la ciudad.